Esta puede que sea tu última noche en la tierra.
Si a donde estás se le puede llamar Tierra.
Cada vez estás más convencido de que es cualquier infierno menos la Tierra.
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Cualquier lugar sería mejor que en el que te encuentras.
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Y de lo que estás completamente seguro es de que, aunque consigas escapar y no sea la última noche, sin duda esta siendo la peor.
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Llevas 20 minutos intentando salir del jardín en el que te has metido.
Y casi ni recuerdas cómo has llegado hasta ahí.
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Todo empezó unos días antes cuando te invitaron a una fiesta en la cual te iban a dar un premio.
El premio al mejor copywriter del mundo.
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WOW.
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El reconocimiento a toda una carrera de ¿4 años?
La gente siempre se centraba mucho en que solo hacía cuatro años que habías abierto tu negocio a raíz del cáncer de tu padre.
Lo que no veían eran las miles de horas de esfuerzo detrás.
Ni la experiencia previa.
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Pero ya daba igual.
A todos nos gusta que nos reconozcan el esfuerzo.
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Y por fīn ha llegado el día!!
Además la ceremonia se celebra en presencia de los mejores copywriters de la historia.
Aunque la lista de invitados pone un poco los pelos de punta.
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Ogilvy, Halbert, Helen Lansdowne, Robert Bly, Joe Sugarman, Phyllis K. Robinson, John Caples, o Eugene Schwartz no crees que vayan a poder asistir.
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Cuando la leíste pensaste que debían ser pseudónimos.
Al menos quien ha organizado todo esto tiene sentido del humor.
Un poco macabro.
Pero interesante.
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La fiesta es en una casona un poco apartada de tu ciudad.
Pero eso le aporta exclusividad.
No han ahorrado en detalles.
Te han recogido puntualmente y el UBER te ha dejado frente a una reja en la que has entregado una tarjeta de invitación con un borde dorado.
En ella se puede leer “Invitado principal”.
Las dos palabras que te abren todas las puertas de una fiesta tan exclusiva.
Todo ha empezado como la noche perfecta.
Tu sueño hecho realidad.
Una noche en el cielo.
La recepción ha sido fantástica, sin límites, botellas de Don Perignon, los mejores Whiskys y Ginebras.
Zancudos por el jardín.
¿Eran zancudos?
Escupe fuegos por la recepción.
Te pareció ver algo raro.
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Pero luego entras al gran salón y necesitas unos segundos para sobreponerte.
Al mirar entre la gente reconoces a algunas figuras impresionantes.
Daniel Throsell quiere sacarse una foto contigo y que habléis de como lanzar una membresía para enseñar a contar historias.
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Ben Settle y Jhon Bejakovic están hablando sobre email márketing y te piden tu opinión sobre cómo mejorar la tasa de apertura.
Chase Dimond está hablando sobre trucos de copywriting para E-commerce con Olly Richards y Quentin Pain.
Cuando te ven te invitan a unirte a la conversación y te preguntan sobre la mejor forma de optimizar una ficha de producto.
La noche va genial.
Es una noche en el cielo.
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Pero tu sesgo de observador te hace darte cuenta de algunas cosas que no te cuadran.
Muchos copywriters de gran fama no han sido invitados.
No ves a Isra Bravo.
Ni a Javi Pastor.
Lo de Javi lo entiendes.
Pero lo de Isra…
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Alguien que te resulta familiar se dirige a ti en un perfecto inglés.
“It’s not enough to be a good copywriter to be invited. Only the best are here to meet the Minotaur”.
“No es suficiente con ser bueno, aquí solo están los mejores para enfrentarse al Minotauro” – te ha dicho un hombre con un parche en el ojo.
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La noche continua.
Eres el centro de la velada, la gente te saluda y todo el mundo quiere la foto con el protagonista de la fiesta.
Todo va como la seda.
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Entonces, después de la segunda copa de Don Perignon sientes un pequeño mareo.
Nada importante.
Pero sabes que en unos minutos tendrás que hablar.
Y no quieres quedar mal.
Así que sin que nadie se de cuenta decides escabullirte.
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Qué haces?
Buscas un aseo para lavarte la cara?
Sales a tomar el aire al balcón?
Tú decides.